Calidad Total, Revolución del Servicio, Reingeniería, Down Sizing, Clima Organizacional, megas, Coaching, y muchos más, una lista larga de temas de alto valor, que se han vuelto “modas”, apropiadas por líderes empresariales como tabla de salvación.
En muchas empresas sigue siendo un dato importante saber qué libro se está leyendo el Gerente o a que conferencia asistió. En la mayoría de los casos, llegará “cargado” de ideas y, en muchas veces de “paradigmas”, que serán la “fórmula mágica” para transformar su negocio y lograr los resultados que anhela.
Todo esto mueve la industria de la consultoría – a la que pertenezco- generando unas veces excelentes resultados y otras muchas frustraciones. Ahora uno de estos temas es la Cultura. Necesitamos Cultura “de todo”: de servicio, de logro, de calidad, de compromiso, de innovación, de confianza, de “lo que quiera”…y eso está bien, lo que preocupa es la banalidad y simplicidad con que se pretenden abordar en muchos casos.
Hace poco recibí una solicitud de un gran grupo empresarial de miles colaboradores – en el pasado ejemplo de buenas prácticas de desarrollo organizacional- solicitando una intervención para crear cultura de colaboración, confianza y trabajo en equipo. Después de desgastarme elaborando una propuesta para un proceso de transformación de esta magnitud, me enteré que querían hacerlo con unos “tallercitos de cuatro horas”.
Recibo permanentemente solicitudes para desarrollar competencias de liderazgo en talleres de un día -cuando tengo suerte dos- lo cual me genera compasión por la ingenuidad y frustración por la falta de conocimiento.
Claro que más allá de sugerir que llamen a hipnotizadores o magos, mi reflexión es acerca del nivel de conocimiento de muchas personas que “lideran” estos temas en las organizaciones.
Cómo entender las motivaciones humanas, cómo relacionar la cultura organizacional con las creencias personales, de qué formas se dan los cambios en las conductas, como armonizar estos temas con la Cultura de las sociedades y los procesos educativos, acercarse a entender las dinámicas del ego, de los temores, de las ambiciones, cómo aprendemos los adultos, cómo elevar consciencia, etc. etc.
“Cultura de lo que sea…” con fórmula mágicas y recetas preconcebidas. Cada situación es diferente por lo tanto no hay una “fórmula mágica” ni una talla que le sirva a todos; cada situación tiene un entorno y retos diferentes, brechas y realidades particulares.
En consecuencia:
- Las Culturas no son comparables, no se pueden encasillar en rankings, eso dejémoslo para los que les gusta el “jet set”. He visto en encuestas de estas de rankings famosos, ofrecer bonos para las áreas con mejor puntaje, decirle a la gente lo que debe responder y otras prácticas perversas para “estar entre los mejores”.
- La Cultura no es buena o mala, es o no pertinente, es decir, acompaña o no el logro de la estrategia. Podemos decir que se puede transformar, pero nos gusta más usar el verbo alinear.
- Se necesita claridad de la estrategia y un buen diagnóstico de la Cultura Actual, de lo contrario puede ser un albur o capricho. La idea es entender las brechas y actuar sobre ellas, para alinear la Cultura Actual a la que la organización Requiere para implementar su estrategia.
- Alinear Cultura es un proceso de largo plazo, sistémico, complejo y altamente retador. Implica revisar todo, desde la atracción y selección del talento hasta los sistemas de compensación y reconocimiento, pasando claro está, por un proceso profundo y consistente de formación de líderes.
Estos procesos requieren compromiso de la alta dirección al máximo nivel, constancia y profundidad, visión de proceso continuo y sistémico, inversión de tiempo y recursos, ejemplo y consecuencias, entre otros aspectos.
Creo profundamente en la importancia de la Cultura, como ventaja competitiva y vehículo para construir una mejor sociedad, y creo que estos procesos, cuando se hacen con consciencia y responsabilidad, producen resultados maravillosos en la sociedad, las empresas y, mejor aún, en las personas.

Ricardo Matamala Señor
Socio-fundador de las firmas OCC Solutions y OCC Consulting, empresas dedicadas a medición y consultoría en procesos de Cultura Organizacional, Engagement, Liderazgo, Desarrollo de Competencias, Trabajo Colaborativo y Coaching, entre otros temas, con las cuales ha impactado a más de 400 empresas en América Latina. Sus procesos de formación han sido atendidos por más de 200.000 personas.